Fuente de la imagen: portada del libro |
He estado esta mañana de limpieza de estanterías. Como si quisiera un segundo de protagonismo, se ha escapado de una de las repisas más escondidas, el título “Los cinco en el cerro del contrabandista”, de Enid Blyton.
Y vaya si ha tenido ese segundo, y dos y tres mil. Fue el primer libro que compré, hace ya unos años, mediados de los setenta del siglo pasado, con lo que me dieron en la chatarrería por recoger hierros viejos.
Cómo soñaba con pertenecer a un círculo de vivencias, de aventuras, similar al club de los cinco, con Julián, Dick, Jorge, Ana y Timoteo, el perro. Aprendí tarde a leer y a escribir, por lo que me costó bastante hilvanar los párrafos, entender las ideas y terminar el texto.
Os transcribo la primera frase del capítulo primero.- De regreso a “Villa Kirrin”: “Un hermoso día, al principio de las vacaciones de Pascua, cuatro niños y un perro viajaban juntos en un tren”. De golpe, he regresado de nuevo a mi Villa Kirrin esencial.