sábado, 26 de julio de 2025

Mentir en Política: El Currículum Vitae Fantasma

Fuente de la imagen: Insistencia (M. Velasco, 2007)
No hace tanto tiempo cuando me presentaba a una oferta de trabajo, pasaba por un filtro riguroso. Recuerdo con claridad aquellos procesos de selección, ya fuera para director de auditoría interna en Euromarket (M. Velasco, 2006)[1], para Secretario General de la Federación Andaluza de Centros de Estudios Privados (M. Velasco, 2010)[2] o en las convocatorias públicas de la Junta de Andalucía para director de proyectos formativos-laborales (M. Velasco, 2010-2013)[3]. Lo habitual, una vez superadas las primeras fases, era que te pidieran copias de las titulaciones universitarias, certificados de la experiencia laboral, incluso en aquella ocasión de la vinculación societaria con la entidad de capital riesgo M Capital (Unicaja, Cajamar, Caja Sur…) en Interempleo Andalucía (M. Velasco, 2018)[4], previamente el departamento de recursos humanos de la entidad matriz exigió un "bastanteo" de las titulaciones universitarias. Solo Álvaro, aquel socio titular del bufete de abogados y economistas donde comencé mi andadura profesional en esto de la economía, el derecho y la empresa, no me pidió justificación; claro, él jugaba con la ventaja de que yo iba por recomendación directa de Luis, profesor de la Escuela de Estudios Empresariales (M. Velasco, 2007)[5]. La verdad es que nunca me extrañó que se solicitaran esos soportes documentales; era lo normal, lo que se esperaba, la forma de demostrar con hechos lo que se decía en un papel o en una entrevista. Por eso, resulta desolador ver lo que está sucediendo a nivel político en España, con esa controvertida afición de algunas personas a los currículos inflados o directamente falseados. 

Se habla de licenciaturas que no son tal, de carreras que se quedan en un mero estudio, de abogados que nunca lo fueron o de másteres realizados de manera "exprés" que carecen de la más mínima sustancia académica. Varios nombres conocidos han sido "pillados con el carrito de los helados", como decimos coloquialmente, y la sensación que queda es de una profunda tristeza. No es que para dedicarse a la política se necesite una carrera universitaria, ni mucho menos un máster o un doctorado. La valía de una persona servidora de lo público se mide por su capacidad de gestión, su visión, su compromiso y, fundamentalmente, su integridad. La educación formal es una herramienta, no un fin en sí mismo. Pero mentir sobre ella, aparentar lo que no se es, eso es otra cosa muy distinta. Es una falta de honestidad que empaña la imagen individual, pero, sobre todo, corroe la ya frágil confianza de la ciudadanía en sus representantes y en las instituciones. Cuando la verdad se manipula en lo pequeño ¿Qué garantía hay de que no se hará en lo grande? La política es un ejercicio de servicio público que demanda ejemplaridad y la mentira, por muy "pequeña" que parezca, es un virus que se propaga rápidamente, debilitando el tejido de nuestra democracia. Asistimos a una suerte de espectáculo donde la impostura parece normalizarse y eso, al que ha crecido en la cultura del esfuerzo y la honestidad, le duele profundamente. Es necesario reflexionar sobre los valores y las bajezas que, como sociedad, estamos priorizando. Fuente de la imagen: Insistencia (M. Velasco, 2007)[6]mvc archivo propio.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2006). Ni seguratas ni chivatos ni detectives. Sitio visitado el 26/7/2025.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2010). Secretaría General. Sitio visitado el 2/07/2025.
[3] Velasco-Carretero, Manuel. Casa de Oficios (2010), Medioambiente (2011), Les echaré de menos (2011), Málaga Recurso Enológico (2012), Reír, llorar… (2013). Sitios visitados el 26/07/2025.
[4] Velasco-Carretero, Manuel (2018). El sufrido rol de accionista minoritario. Sitio visitado el 26/07/2025.
[5] Velasco-Carretero, Manuel (2007). De corazón Diplomado. Sitio visitado el 26/07/2025.
[6] Velasco-Carretero, Manuel (2007). Insistencia. Sitio visitado el 26/07/2025.