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Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Entonces, un empresario, con esa mirada práctica que tienen, me lanzó la pregunta: "Velasco, todo esto ¿Cómo se traduce en lo cotidiano de un negocio? ¿Qué tecnologías nos ayudan a ser más sostenibles de verdad?". Y ahí pude explayarme. Les conté que la tecnificación es un aliado brutal para la economía circular. Por ejemplo, el Internet de las Cosas (IoT), con sensores por todas partes, nos permite saber dónde está cada producto, cómo se usa, y alargar su vida útil. Piensa en cómo un agricultor puede optimizar el agua o los fertilizantes con drones y GPS. Luego está el Big Data, que es como tener una bola de cristal gigante: analizas montañas de información para tomar decisiones que reducen el desperdicio y optimizan los recursos. La Inteligencia Artificial (IA) y el Machine Learning son los cerebritos que nos ayudan a reducir costes ambientales y a optimizar el transporte, por ejemplo. Y el Blockchain, esa tecnología de cadenas inalterables es fantástica para la trazabilidad, para saber de dónde viene cada material y si es sostenible. Puse ejemplos reales: Google usando IA para ahorrar un 40% de energía en sus centros de datos, UPS optimizando rutas para reducir emisiones, o John Deere con su agricultura de precisión. Son casos que demuestran que la tecnología, bien usada, es una palanca enorme.
Pero, claro, no todo es camino de rosas. Una experta en recursos humanos preguntó, con razón: "Manuel ¿Cuáles son los principales obstáculos que encuentran las empresas para implementar? Y, sobre todo, ¿Cómo afecta esta transformación a la gente, al empleo?". Reconocí que los retos son importantes. Primero, la famosa "paradoja de Jevons"[3]: a veces, al hacer algo más eficiente con tecnología, acabamos consumiendo más en general. Luego, los costes de implementación son altos, especialmente para las pequeñas y medianas empresas. También, hay una brecha de habilidades brutal; no hay suficiente gente preparada para manejar estas nuevas tecnologías. Y, por supuesto, la resistencia al cambio dentro de las organizaciones es un muro. Las personas tienen miedo a lo desconocido, a que su trabajo cambie. Respecto al empleo, les expliqué que la digitalización está transformando el mercado laboral, sobre todo en el sector servicios, que es donde más gente trabaja en países como España. No es que la tecnología vaya a generar un desempleo masivo a largo plazo, pero sí que va a cambiar muchísimos puestos de trabajo y a crear otros nuevos. Esto nos obliga a todos, y a las empresas, a una formación continua y a un "reciclaje" constante de habilidades. Las universidades y las empresas tienen que ir de la mano para que la gente tenga las competencias que el futuro demanda.
Finalmente, una profesora de formación profesional, con visión más global y, a la vez, cercana, preguntó: "Más allá de la tecnología y los números, ¿Qué papel juega la cultura de las empresas y la visión de los líderes en todo esto? ¿Es suficiente con tener la tecnología y la gente formada?". Y ahí recalqué que la cultura organizacional es absolutamente determinante. Una empresa que de verdad valora la sostenibilidad y la innovación, que no tiene miedo a arriesgarse, va a integrar estas tecnologías mucho mejor que una que se aferra a lo de siempre. El liderazgo es clave: los directivos tienen que ser los primeros en creer y en dar ejemplo, inspirando a sus equipos. Y la comunicación interna es básica para que nadie se quede atrás. Al final, la tecnificación sostenible es una cuestión técnica, pero, sobre todo, es una reevaluación profunda de cómo entendemos el éxito. Se trata de priorizar valores como la solidaridad, la colaboración y la armonía con la naturaleza. Solo así la tecnología se convertirá en un verdadero motor para un desarrollo que sea justo, inclusivo y que cuide nuestro planeta. La mesa redonda fue un recordatorio de que la tecnología es una herramienta poderosa, pero su impacto final dependerá de cómo la usemos y de los valores que la guíen. Y en eso, la cultura empresarial y la visión de los líderes son tan importantes como el código o los algoritmos.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2025). Tecnología y Mañana: Hacia un Desarrollo Pleno. Sitio Economía Sostenible. Visitado el 15/07/2025.
[2] De Latinoamérica, España y Portugal.
[3] La paradoja de Jevons, atribuida a William Stanley Jevons, describe cómo un aumento en la eficiencia de un recurso puede llevar a un incremento en su consumo total, es decir, mejoras tecnológicas que hacen que un recurso sea más eficiente, pueden, paradójicamente, llevar a un mayor consumo general del recurso debido a la disminución de su costo percibido o al aumento de la demanda. Bauer, D.; Papp, K. (2009). Book Review Perspectives: The Jevons Paradox and the Myth of Resource Efficiency Improvements. Sustainability: Science, Practice, Policy.