miércoles, 2 de octubre de 2019

¿Dónde está el carácter social?

Fuente de la imagen: MoiCitoyen en pixabay
Hace más de una década, en ¿Respirar mejor? de soslayo te referenciaba la experiencia de pequeño en la visita al Centro de Procesamiento de Datos de la extinta Caja de Ahorros de Ronda (se fusionó con otras entidades financieras andaluzas para constituir Unicaja), por supuesto, en Ronda (España), en la oficina central (posteriormente, se trasladó a un edificio en los extrarradios y en la actualidad ¡vete tú a saber dónde tienen guardados los datos!). El caso es que en otros tiempos mi familia tuvo una relación financiera con esta Caja de Ahorros (bueno, ahora parece que es un banco también). Mi extinta madre tenía una consideración hacia esta institución puesto que parece ser que en la crisis del campo de la década de los sesenta y setenta del siglo pasado, ayudó a salir del paso en una ocasión. 

No hace mucho, me contaron que un difunto familiar fue uno de los miembros de las primeras gestoras del “Monte de Piedad” (hoy “Monte Activo”). Otro recuerdo que tengo es cuando murió mi progenitor, que semanas después me estuvieron entrevistando para supuestamente un puesto de conserje, pero creo que alguien de arriba decidió que el niño se fuera a estudiar al instituto (ver "Educando para ser libres") y los veranos a trabajar a San Sebastián (ver "La Tregua"), donde conocí otras entidades financieras, como la que me explicaron directivos del Banco Guipuzcoano, que me regalaron una cartera con diez mil de las antiguas pesetas, para mis futuros estudios de Empresariales (ver el último párrafo de "Cafés con arte"). 

En fin. Sería más pesado si siguiera contando historias con referencias directas o indirectas a esta institución financiera señera en mi comunidad autónoma (Andalucía). Pero ¿a qué viene todo lo anterior? Y es que ayer le preguntaba por escrito al Presidente de Unicaja Banco, Manuel Azuaga Moreno, ¿Dónde está el carácter social de esta entidad? ¿En qué momento del camino de fusiones, absorciones… se despistó? (y no me vale la respuesta sobre que se encuentra en los estatutos de la flamante Fundación antes referenciada, si esta sensibilidad no se practica en el trato con el cliente en general y el desfavorecido en específico). 

Te amplió un poco más. Recientemente, se necesitaba la apertura de una cuenta para que una persona que se encuentra en una situación sensible en lo social, pudiera recibir una ayuda de una administración pública, siendo uno de los requisitos previos disponer de una cuenta en una entidad financiera y que de cotitular estuviera su cuidador. A tal efecto, nos dirigimos a una oficina de Unicaja, básicamente por dos razones: encontrarse en el ámbito territorial del domicilio de la afectada y porque su extinta madre tenía un afecto especial por la “Caja de Ahorros de Ronda”. 

Dando por hecho que se debería asumir inicialmente las preceptivas comisiones de apertura o de mantenimiento, para lo que se estaba dispuesto a dejar un depósito inicial, cuál es la sorpresa, cuando, después de explicar la necesidad a la comercial que nos atendió, recibimos la negativa para aperturar la cuenta porque, como requisito previo, se debía contratar uno de sus productos financieros (un seguro, un plan…). Volví a explicárselo al interventor, el cual ratificó lo que su compañera previamente nos había comentado: “Para abrir una cuenta tiene que contratar un seguro”. Al director no hubo lugar porque parece que "estaba tomando café" ("No está o no se le espera"; otro hábito en mi país a incorporar a la lista de cuestionables deportes nacionales; ver El deporte nacional del "postureo", "El deporte nacional de no citar las fuentes" o "Grabando, mancillando, deshonrando... Así nos va").

¡Si mi madre levantara la cabeza! Aunque el “portazo” que dió Unicaja a la afectada propició que otras puertas se abrieran (Cajamar, Bankia…), escribo este texto en recuerdo de su madre, de la mía y en amparo de aquellas personas excluidas socialmente que hayan sufrido ese tipo de, inadecuadamente catalogado, “atención comercial”. Como corolario, confesarte que procedí a comentar esta experiencia no sólo a la oficina implicada, sino también al Consejo de Administración de ese "Banco", entre otras instancias (por cierto, el departamento de Compliance me contestó que esa reclamación no era de su incumbencia). Fuente de la imagen: MoiCitoyen en pixabay.