domingo, 25 de enero de 2015

Menos Axe y más Pigmalión

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Después de tres exámenes a la espalda, ayer decidí desconectar un poco conectando la tele, pero ni por esas, ya que el anuncio, el efecto axe, me recordó el
efecto Pigmalión, y ya van dos, puesto que hace unos meses te escribí sobre una experiencia similar en el texto El Efecto pigmalión[1], del mismo nombre. Según adlatina.com[2], una investigación llevada a cabo por Craig Roberts, catedrático de la Universidad de Liverpool, afirma que el efecto seductor del desodorante Axe es real. 

El estudio indica que las mujeres encontraron como más atractivos a aquellos hombres que utilizaron Lynx –la versión inglesa de Axe– que aquellos otros que utilizaron un placebo sin fragancia. Con independencia de la bondad de ese trabajo de investigación, en la negociación percibo que ese efecto no tendría mucho éxito, o tal vez sí, al convertirse ésta en una continua disputa, sin descartar gotas de sudor y el preceptivo olor que sería atenuado por el referido desodorante. 

Bromas aparte, por más que algunos directivos y presuntos expertos negociadores se empeñen en lo contrario, creo que este efecto tiene más posibilidades que el del desodorante, así que más Pigmalión y menos Axe (Imagen de Pigmalión y Galatea, por Angelo Bronzino -1530- Fuente: Wikimedia Commons). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.
_______________________
[1] Velasco Carretero, Manuel. El Efecto pigmalión. 2014. Sitio visitado el 25/01/2015.
[2] Sitio visitado el 25/01/2015.