martes, 11 de octubre de 2011

No hay peor sordo

Fuente de la imagen: geralt en pixabay
No hay sordera transitoria de la que no se pueda sacar partido. Por fin ayer volví a oír mejor. 
El médico me extrajo de los oídos dos bolas de cerumen que durante un periodo han atenuado la audición, obstruyendo la entrada de sonidos. Durante cinco días he estado echándome unas gotas para ablandar los tapones, al tiempo que inútilmente aguzaba el oído para intentar no perder ripio de las conversaciones. En este periodo de silencio forzado, he recordado y meditado el dicho: "No hay peor sordo que el que no quiere oír". Sí. Por mucho que oiga, a veces no escucho ninguno de los mensajes que me envían las personas que verdaderamente me aprecian, sobre relaciones profesionales, empresariales o institucionales abocadas a la frustración o el desengaño, aunque me lo digan a gritos.

Tiene que suceder lo que no he prestado atención, cual fatídico guion escrito se tratara, para a la postre dar la razón a esos respetados seres. Ayer por la mañana, horas antes de la sustracción del pegajoso elemento, estaba como en una nube. El cerumenolítico habría hecho el efecto ablandamiento de la sustancia amarillenta, porque mi capacidad de escuchar se encontraba bastante mermada. Cuando el especialista hizo su trabajo, descansé y me mareé al mismo tiempo. Después, sentí felicidad al poder reconocer de nuevo la cantidad de sonidos que me rodeaban. Por un momento, todas las noticias presuntamente tristes de los últimos días, se volvieron de otra tonalidad o, al menos, escuché mejor lo evidente, inequívoco, innegable, que cada ente transmite.

Por la noche, al inventariar lo vivido en el día, reflexioné acerca del nuevo enfoque valorativo que se da a las solturas o capacidades que malogras, aunque sea transitoriamente, como el sentido del oído. Poco antes de dormirme, percibí el susurro del viento. Me fui al mundo de Morfeo sintiendo mi propia respiración. He dormido más profunda y plácidamente que las últimas noches. Al levantarme, rondaba mi cabeza la idea de escribirte la experiencia y desearte que no solo escuches con serenidad lo negativo de las cosas, también es necesario atender vivazmente lo positivo que todo contiene. Así que aquí tienes este post, entre lo real y lo metafórico (fuente de la foto: imagenes-gratis.net). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: geralt en pixabay.