domingo, 24 de julio de 2011

Antes, durante o después

Dice el refrán: “La amistad a un lado y el negocio a otro”. Pienso que puede existir el binomio amistad – negocios, siempre que adaptes la ética y moralidad de la amistad al negocio, es decir, proyecto conjunto, porque, en el fondo, es lo mismo. Pero no vayas por el camino de lo mío mío y lo tuyo de los dos y si es posible mío también. Incluso, cuando tu presunto amigo quiere aprovecharse de la situación en su beneficio, perjudicándote, esa triste situación tiene el lado positivo: se te abren los ojos y tienes la suerte de darte cuenta de que verdaderamente él no te considera amigo, sino una pieza más para estrujar y sacar partido. 

Si una persona que quieres y respetas, te propone un proyecto profesional o empresarial, probablemente te pase como a mí: lo estudias con ilusión ¿Qué mejor que un considerado amigo para trabajar juntos? Si percibes el resultado y la línea de actividad, te pones en sus manos como si de un matrimonio se tratara: hablas de su empresa como si fuera tuya, vas a hierro con todo, hasta le envías periódicamente tu cuenta corriente, si hace falta. También, si algo no funciona o te has equivocado en algún planteamiento, se lo trasladas en el foro adecuado. Si los temas o conflictos no se resuelven y él no transige o no quiere ver más allá de su rentabilidad, algo no funciona. Cuando llegado el momento de coger el toro del desencuentro por los cuernos, te saca la consabida frase: “Los negocios son los negocios”, te das cuenta que lo que tú has puesto en la mesa y tu visión a medio y largo plazo del proyecto, era muy distinto de lo que él invirtió y lo que él quería conseguir.

También, el cúmulo de detalles que no consideraste importantes, porque estaba la amistad por medio, como no hacer un contrato específico, que la imagen del proyecto fuera la suya, que no te invitara a determinados foros, que no te permitiera contactar directamente con el cliente… cobran trascendencia y dotan de terribles argumentaciones a la frase “te estaba haciendo la cama desde el primer momento”. Si encima te amenaza con abogados, veros en los tribunales… de golpe y porrazo caes en la cuenta que nunca te ha considerado amigo, sino como un contacto más de su red. Por tu mente pasan ese manojo de años de convivencia, esas defensas numantinas que antaño realizaste de su perfil profesional en distintos foros empresariales y personales, ese respeto y cariño que siempre le profesaste…

Todo se quiebra en pedacitos cada vez más pequeños. Sí, es normal que te afecte porque eres una persona, con corazón, sentimientos. Pero tienes la suerte de haber pasado por ese trago porque permite darte cuenta de la catadura moral del otro. Entonces, tus verdaderos amigos pensarán que es lo mejor que te ha podido pasar. Tengo la suerte o la desgracia de conocer proyectos que se iniciaron por un grupo de amigos. Unos siguen adelante. Otros se están separando después de cocinar un verdadero emporio empresarial. En mi caso, la reflexión que he sacado de la experiencia es que hay que prever desde el principio el posible final y no ponerse en las manos del otro sin hablar y escribir lo que haga falta, ya sea tu padre o tu hermana.

Sin embargo, aunque he vivido una situación traumática, sigo pensando que el broche de oro de una relación empresarial es la amistad antes, durante o, incluso, después. Evidentemente, como en todo negocio, surgirán desajustes, pero, al igual que si estuvieras conviviendo en pareja o casado, encontrarás soluciones proactivas. Créeme si te digo que el problema es cuando existe “mala intención o agendas ocultas” por alguna de las partes (ver post "Cartas boca arriba"[1]). Te dejo una foto de un detalle de un amigo, al que contraté la reforma de la casa. Imaginarás que hemos tenido diferencias. Sí, muchas, pero precisamente la amistad ha propiciado la solución proactiva de los temas. Después del trabajo, percibo que se han reforzado los lazos emocionales. Permíteme que dedique este post a todas aquellas personas con las que he trabajado y con las que “antes, durante o después” ha existido o aparecido la Amistad, arraigando en nuestras vidas.
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[1] Velasco carretero, Manuel. Cartas boca arriba. 2008. Sitio visitado el 24/07/2011.