viernes, 24 de diciembre de 2010

¿Me exprezo?

Fuente de la imagen: archivo propio
Desde hace un tiempo, con mejor o peor acierto, procuro practicar el sano ejercicio de reírme de mí mismo, lo que me posibilita un enfoque distinto a la hora de afrontar cuando se ríen de mí. Por otro lado, en algún sitio que ahora no recuerdo, leí sobre la importancia o lo trascendente de generar risa a los demás. 
También, cuando se ha dado el caso de convivencias profesionales, siempre he sido espectador de la parodia que el equipo ha realizado de un directivo/a o colaborador/a de otro rango, pero nunca me han imitado. Alto. Nunca ya no. Ayer fue la primera vez.

Con motivo de un encuentro del numeroso personal de uno de los proyectos en los que tengo la suerte de participar, una persona se atrevió a parodiarme. La sorpresa inicial se transformó en felicidad, al escuchar las bulliciosas, estruendosas y sanas risas de los demás. Palabras como “presupuestos”, “ajustes de ofertas” o el ya latiguillo que uso después de comunicar una idea, “¿Me expreso?” (Bueno, la frase fue: “¿Me exprezo?”), actuaron de guinda de la imitación.

Toda la tarde me estuve riendo de mí y de la representación que habían hecho de mi persona. Me faltó darle las gracias al imitador. Creo que reírnos de nosotros mismos y, a su vez, generar risa, es sano, indica que somos condescendientes con nuestros desperfectos, auto- censores, cercanos al humor, competentes para analizar el ayer y cimentar un excelente hoy, proporcionándonos una buena salud psicológica para acometer el imprevisible mañana (composición de imagenes-gratis.net). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: archivo propio.