sábado, 5 de junio de 2010

Agujero de gusano

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Ahora más que nunca, necesitamos afinar en la toma de decisiones y creemos que burlar el riesgo a errar el tiro, se encuentra en la clara definición que tengamos de la estrategia empresarial a corto y medio plazo. Ayer, mientras leía en Scholz[1] la definición de “agujero de gusano” y su plausibilidad, en el sentido que son posibles dentro de la relatividad general, concluí que esa visión estratégica del negocio no es suficiente en las elecciones de todo tipo, sino que para atinar en la diana hay que pensar en la humanidad de las personas que deciden, es decir, la influencia emocional del día a día influye directamente en el paquete diario de micro-decisiones que conforman el cuadro de mando de un gerente, ejecutivo o directivo. 

En una jornada de trabajo, cuando tu cerebro y tu corazón se cruzan y salta el conflicto, a veces y por multitud de factores o condicionantes que hoy no vienen al caso enumerar, gana el corazón ¿Cuantificamos esa variable influyente en nuestra matriz de decisión? Lo mismo que las teorías sobre la métrica de los agujeros de gusano describen la geometría del espacio tiempo de un agujero de gusano y sirven de modelos teóricos para el viaje en el tiempo, en el caso que nos ocupa, necesitamos una herramienta decisoria con la que no nos viéramos forzados a elegir continuamente entre nuestro corazón y nuestro cerebro, conjugando de una manera efectiva la racionalidad con la intuición (representación en 3D de un agujero de gusano; fuente: Wikimedia Commons).
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[1] Scholz, Erhard, ed. Hermann Weyl's Raum – Zeit – Materie and a General Introduction to His Scientific Work. Oberwolfach Seminars. 2001.