viernes, 9 de octubre de 2009

Sociedades Laborales

En la etapa de colaboración en un bufete fiscal, mercantil, contable y laboral, allá por la década de los ochenta del siglo pasado, me tocó coordinar la constitución, puesta en marcha y seguimiento de una “sociedad anónima laboral”. Ilusionado estaba con esa figura de la economía social, que había conocido en las clases teóricas de la diplomatura, primero, y licenciatura, después, y que me sirvió para aprobar la asignatura de Análisis Contable y conocer un poco más a su profesor, Vicente, que actualmente es presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga. Sin embargo, la importancia práctica se la otorgué años después, cuando tuve la oportunidad de gerenciar una cooperativa de transportes, en la década de los noventa, y participar en este siglo en la reestructuración y análisis de cooperativas del sector agroindustrial, así como su entramado organizativo en primer y segundo grado. Me di cuenta que en determinadas órbitas de conocimiento y de ánimo emprendedor, la figura cooperativa se quedaba como corta, no satisfaciendo totalmente los legítimos intereses empresariales de sus socios, ya fueran de dirección, de producción, de gestión, comerciales o, incluso, de propiedad o herencia. Una frase me machacaba la cabeza:

“Las sociedades cooperativas se corresponden con la economía social del siglo XIX y XX. Las sociedades laborales tendrán su protagonismo y asumirán el papel de figura societaria clave de la economía social del siglo XXI”.

Te cuento todo esto porque tengo la oportunidad de colaborar en la representación de Asland, Asociación de Sociedades Laborales de Andalucía, que desde el año 1998 tiene el cometido de participar en la construcción de una organización de tipo corporativo, que canalice las demandas y reivindicaciones del sector de las Sociedades Laborales en Andalucía. El cargo de Delegado para la provincia de Málaga (España), es elegido por la presidencia, a propuesta del comité ejecutivo regional. Después de los encuentros y entrevistas, que me recordaron la selección para secretario general de FACEP en el año 1994, tal vez, la directiva habrá detectado en mi perfil las ideas, afectos e inquietudes que he comentado en los primeros párrafos del post, unido a la experiencia acumulada en proyectos como FACEP, CECAP y otras organizaciones empresariales de ámbito regional y nacional (CEA, CECE...) en las que he tenido la suerte de participar a lo largo de la vida laboral. El caso es que me motiva el difícil reto que se me ha puesto enfrente y espero estar a la altura asociativa y empresarial que el colectivo se merece. Que disfrutes de un reparador y largo fin de semana (logo de la organización empresarial).